" Nuestro Estado fue uno de los primeros en el mundo en brindar su proverbial ayuda al fraterno pueblo ucraniano. Más de 24 000 personas, la mayoría niños, se atendieron en nuestro país por diferentes dolencias como parte de un programa de atención médica integral que en Cuba tuvo sede en Tarará.
Cuando el 29 de marzo de 1990 descendieron en La Habana los primeros pacientes, al pie de la escalerilla del avión los esperaba Fidel.
Lo cierto es que no era un hecho aislado. Similares actitudes de los cubanos continúan inscribiéndose a esta misma hora. Lo que pudiera asombrar es que no hay asombro. Se ha vuelto actitud. Sin vanagloriarse, con sano orgullo nacional, cualquier cubano situado sobre la faz de la tierra puede afirmar que no ha habido tragedia padecida por el mundo que no haya sido sentida casi como propia por el generoso corazón de mis conciudadanos."
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